Maestría en Ciencias para el Desarrollo Estratégico

Un espacio para discusión de los asuntos políticos

jueves, 5 de agosto de 2010

Ciudadanía participativa y democracia protagónica

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martes, 3 de agosto de 2010

CONSTRUCCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA DEMOCRACIA PROTAGÓNICA EN VENEZUELA

INTRODUCCIÓN


Vivir la ciudadanía es sentirla y para ello es necesario comprenderla

En Hispanoamérica se viene hablando de participación ciudadana desde ya hace más de una década. Son varias las referencias encontradas sobre este tema en Ecuador, Paraguay, México, Colombia, entre otros. Así mismo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se propone entre sus objetivos fomentar la participación ciudadana en diferentes países del mundo.

El Estado venezolano está a travesando por una serie de transformaciones paradigmáticas que no solo abarcan lo político, sino lo ideológico, económico y social. Podría considerarse que este cambio de orden global en el ser, hacer y quehacer de la Nación, ha promovido así mismo una serie de mecanismos de índole estructural y normativo que convergen en la creación de un modelo democrático protagónico revolucionario, que se caracteriza por entregar al sujeto la posibilidad de participar y llegar a un nivel de autonomía del Estado, que pueda contribuir a la construcción histórica de un modo de convivialidad que potencie sus capacidades.

La discusión de la participación ciudadana hoy en día toma fuerza en la sociedad venezolana, dado el carácter protagónico que le imprime la constitución a todos los sujetos de derecho en la República Bolivariana de Venezuela. En tal sentido, es importante considerar para su definición, aquellos factores que intervienen en su construcción. De allí que las dimensiones que abarca, los sujetos de participación y la construcción de un mundo de vida son necesarios para conocer todos los aspectos que esta aborda.

Así mismo, no son menos exhaustivas las consultas que se realizan en los diferentes documentos normativos que coligen de la CRBV (1999) en la cual es amplia y extensiva la mención “participación” en todo el cuerpo normativo; así como el meritorio Plan Nacional Simón Bolívar, instrumento especialísimo de la futura gran constituyente socialista, pliego consulto y definitorio que debe guiar al país en la consolidación del nuevo modelo humanista y socialista en las próximas décadas.

Este intento, que es un ensayo empírico de democracia, busca restaurar el compromiso de los ciudadanos con la Nación, así como refundar la República amparado en principios y valores que se consideran fundamentales y que la globalización ha robado, entendiendo que se requiere un cambio, pues el marco y las identidades de participación evidentemente han cambiado. No se habla pues de una ciudadanía confinada al marco de la participación en el Estado-Nación, sino que se trata de encontrar una reidentificación de las conexiones perdidas con la vida misma, especialmente en lo atinente al colectivo.

Sin embargo, tal como lo ha hecho en múltiples oportunidades, el Presidente Chávez invita a no quedarse en meras palabras y discursos. Construir bajo la premisa de “inventamos o erramos” del preclaro maestro Simón Rodríguez, es el principio. Se requiere de seguido la acción a fin de que sea el pueblo, quien a través de sus propias vivencias, necesidades e intereses consolide el proyecto bolivariano democrático y protagónico que represente el sentir y el vivir de los habitantes de la Nación venezolana.

En tal sentido, a través del presente papel de trabajo, el equipo colaborativo busca reflexionar sobre el modelo participativo y cómo los ciudadanos han asumido este reto, el cual por primera vez les conmina a tomar el control social, haciéndolos dueños de su propio destino, con lo que podrían desarrollar la capacidad de cubrir sus necesidades perentorias a través de modos de producción endógenos, tomar decisiones y avanzar hacia el bien de la ciudad.

Contenido

1.-PARTICIPACIÓN CIUDADANA

2.-CAMBIOS PARADIGMÁTICOS DEL ESTADO

3.- PRINCIPIOS DE LA CIUDADANÍA Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA

4.-PODER POPULAR EN EL ACELERAMIENTO DE LA TRANSICIÓN HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI


1.-PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Algunas consideraciones conceptuales y legales

Hablar de participación significa en lo más simple la posibilidad de intervenir, colaborar, cooperar, aportar. Sin embargo, participación ciudadana implica algunos otros elementos que en este breve informe se tratarán de aclarar.

Algunos autores como Cunill Grau (1991) mencionado en Núñez (2007) consideran que es una institución de carácter multidimensional que implica la intervención de las personas en actividades públicas que reflejan y dan respuesta a los intereses sociales.

Por su parte Estrada Saavedra (1995, p. 102) dice, que es un medio para socializar las decisiones y acciones colectivas a través de la intervención de los ciudadanos en los diferentes espacios de dominio público, generando en tal sentido mecanismos de distribución, administración y control de los recursos sociales. Tal y como lo menciona el autor, son espacios de interacción social en los que cada integrantes de la comunidad debe entender a sus “alter ego”, como seres con los que se establece no solo la simple actitud dialógica-pragmática, sino la co-rrespondencia y el reconocimiento del otro como parte de un mismo órgano social.

También Pasquino (1988) mencionado en Núñez (2007) expresa que es un conjunto de actos y actitudes mediante las cuales hay pretensión de influir de forma “mas o menos directa y más o menos legal” sobre las decisiones de aquellos que detentan el poder con el objetivo de “conservar o modificar las estructura del sistema de intereses dominantes.

Mayor (1999) mencionado en Núñez (2007) en tanto tiene una posición más radical al respecto, estableciendo una similitud con la frase más célebre de Descartes cuando expresa “participo, luego existo”, como fórmula de la democracia-poder. Sin embargo, se reconoce que la dependencia estructural y sistemática con los mecanismos y condiciones para la participación, lo cual de ninguna manera niega la naturaleza ciudadana por la precariedad de éstos.

Sin ambiciones de determinar el alcance de los vocablos participación política y ciudadana, se considera que, ésta última se refiere a una actividad mediante la cual, los ciudadanos tienen la oportunidad de expresar sus ideas, opiniones o alternativas, así como de gestionar o ejecutar acciones relacionadas o concernientes a la comunidad, a la sociedad, a las regiones y al país.

De allí que la participación ciudadana encuentra en el Proyecto Nacional Simón Bolívar su carta de presentación específicamente en la directriz Democracia participativa y protagónica, en la cual consideran la capacidad de los individuos de organizarse para transformar su realidad, su debilidad individual en fuerza colectiva, teniendo en cuenta el establecimiento de mecanismos de participación que permitan construir una comunidad y no individuo aislados y egoístas. E tal sentido, se busca consolidar la organización social y transformar la realidad, en el sentido, de fortalecer la independencia, la libertad y el poder originario del individuo, fundamentado en los principios Bolivarianos.

Dimensiones de la participación ciudadana

La participación ciudadana es multidimensional pues abarca aspectos tales como: lo ideológico, político, jurídico, económico y social: En cuanto al aspecto ideológico, se puede distinguir una concepción individualista y otra colectivista: La primera considera a los votantes como clientes, a los partidos políticos como oferentes de las políticas públicas y la democracia como el mercado donde se ejecutan esas políticas. La colectivista por su parte, considera al colectivo como eje de los procesos en la toma de decisiones.

En relación a lo político algunas corrientes lo asumen desde la perspectiva crítica o positivista. La crítica parte de de la posición interventora de los individuos en busca de sus autodeterminación; mientras que la positivista solo considera la participación política como un procedimiento para la toma de decisiones. Con el Proyecto Nacional Simón Bolívar, se establece un compromiso entre el Estado y la Sociedad para el desarrollo y ejercicio co-responsable de la participación ciudadana en la gestión pública, con ello legitimar las políticas adoptadas, posibilitando una gestión más ajustada a las demandas sociales, favoreciendo la solidaridad, la confianza y el civismo, para incrementar de esta manera la gobernabilidad. Con ello se procura un marco institucional para la participación ciudadana.

Desde la dimensión jurídica, conforma los diferentes mecanismos legales que permiten y fortalecen la participación ciudadana, entre las cuales se encuentra en primer lugar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), el Plan Nacional Simón Bolívar, la Ley de Consejos Comunales, entre otros.

En cuanto a lo económico, se preconfigura el derecho de los trabajadores para regular las relaciones mercado-Estado-comunidad. En tal sentido se prevé, que la ciudadanía asuma el control de las diferentes operaciones de organización y distribución de los diferentes recursos o bienes de subsistencia.

La dimensión social va a permitir equidad y justicia de todos los ciudadanos dentro de la sociedad. Al respecto, el Plan Nacional Simón Bolívar se presenta como una vía de oferta estatal participativa, con propuestas para la participación y la organización popular, constituyéndose en una práctica cada vez más extendida, en diferentes ámbitos de la sociedad (salud, educación, economía, política, cultura, deporte, entre otras), en la que la población puede participar activamente en la planificación y gestión de programas sociales.

De esta manera, se contribuye con el rescate de la organización popular efectiva, como un asunto público, lo cual permite la apertura de nuevos espacios para la participación, siendo los Consejos Comunales una de las principales instancias. Además están los Comités de Tierras, de Salud, Mesas Técnicas, Comité de Hábitat y Vivienda, Misiones, entre otras, a través de las cuales, se facilita la difusión para la elaboración de los diferentes proyectos dirigidos a atender las necesidades prioritarias de las comunidades, impulsando así un nuevo liderazgo a nivel comunitario y social.

Construcción del mundo de vida

Para Núñez (2007) la participación ciudadana involucra el hecho de participar como medio para la construcción del protagonismo como valor de la garantía del desarrollo, como deber del Estado y la sociedad, quienes deberán generar condiciones para su práctica y en consecuencia forma parte de los fines del Estado.

De allí que de acuerdo a Habermas (1998) mencionado en Núñez (2007), el mundo de vida se sustenta en pretensiones de validez que constituyen conjuntamente con la intersubjetividad una experiencia colectiva al igual que el lenguaje, las prácticas sociales y recuerdos comunes (cultura) consigue su forma de objetivizarse. Además para establecer el contacto con la esfera pública, requiere de la organización de la comunidad en el mundo de vida, que se orienta principalmente a la “coordinación de acciones colectivas para producción, obtención y distribución de bienes colectivos” (Estrada, 1995, p. 129).

De acuerdo a lo antes dicho, la participación ciudadana se convierte en una instancia de vida y el sistema político se ve influenciado por la decisión colectiva de participar generando nuevas posibilidades de acción y actuación.

Sujetos de participación

El Artículo 4° de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) expresa: que son sujetos de participación, todos los ciudadanos y ciudadanas de forma directa o a través de sus representantes elegidos o elegidas.

Al respecto, el Pan Nacional Simón Bolívar surge como papel de trabajo preconstituyente, en el que se plantea que los ciudadanos deben involucrase directamente en y para la gestión de su propio porvenir, su estado de bienestar social y en su relación con el aparato estatal, personificando y ejerciendo mecanismos de poder político y proponiendo alternativas determinantes que garanticen el bienestar colectivo.

En este sentido, se pueden mencionar los Consejos comunales como instancias de participación, que le permiten a los individuos organizarse para atender la problemática que enfrenta cada comunidad, convirtiéndose en los protagonistas y a través de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas tomar decisiones para actuar en pro del bienestar colectivo.

Y es que tal y como lo establece el Plan Nacional Simón Bolívar, en la verdadera democracia protagónica revolucionaria, baluarte de dicha participación, el Estado debe propender a garantizar a todos los ciudadanos

los contenidos materiales que exige la realización del bien común, la justicia está por encima del derecho; y las condiciones materiales para garantizar el bien de todos, tales como educación, salud y trabajo están por encima de la simple formalidad de la igualdad ante la Ley y el despotismo mercantil.Esto indica, que el ciudadano por primera vez como protagonista y verdadero sujeto de derecho tiene la capacidad de construir sus propias leyes en los que el derecho a la vida y la solidaridad en comunidad le devuelven el sentido ético a las leyes y al Estado que garantiza su promoción y cumplimiento.

2.-CAMBIOS PARADIGMÁTICOS DEL ESTADO

La nueva participación ciudadana en el cambio paradigmático del Estado

En Venezuela la participación ciudadana ha sido expresada ampliamente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La madurez de las ideas y las condiciones que se ha generado en el pueblo, ha contribuido a la formulación de un cuerpo normativo de una gran riqueza epistémica, como fundamento para el fortalecimiento del modelo de democracia protagónica y revolucionaria.

Indudablemente se han experimentado diversos avances significativos, desde una concepción mínima de democracia donde se limitaba el poder al ejercicio del derecho al sufragio –a manera de democracia procedimental y positivista-, a una concepción de democracia ampliada y de sentido crítico, que traspasa la mera acción de la escogencia de sus representantes, hacia el involucramiento activo de la población en nuevos escenarios de participación tales como los Consejos Comunales y las Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas, lo cual amerita un proceso de aprendizaje, integración y cooperación; y cuyo fin último es la autodeterminación.

Sin embargo, la praxis ha demostrado en las diversas experiencias políticas, sociales y económicas promovidas por este gobierno, que aún la democracia participativa y protagónica como eje del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI está en proceso de maduración y consolidación. La promoción de las participación política en Venezuela a través de los diferentes mecanismos creados para tal fin, ha reproducido hasta ahora, las mismas prácticas capitalistas, sirviendo en la mayoría de los casos como alimento del metabolismo de este.

Básicamente como estructura, el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI tiene su fundamento, tal y como lo diría Hugo Chávez, quien ha sido su mentor en: la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad. Esto que algunos autores como Moulian (2001) han llamado la Quinta vía y que presenta a los sujetos como capaces de producir su propia historia a través de la acción política revolucionaria, que es “determinada en su movimiento general pero indeterminada en su movimiento particular”, pero que indudablemente está basada en el paradigma de la democracia participativa, la economía de necesidades y la construcción de una cultura comunitaria.

Otros autores como Azcargota (2007) crean controversia sobre el tema manifestando, que si el Socialismo del Siglo XXI pretende convertirse en un nuevo paradigma de la sociedad debe proveer una interpretación actual sobre el estado de la economía capitalista y a partir de allí proponer un nuevo modo de organización social. Esto sin duda corresponde a visón miope sobre el actual estado de las cosas en el mundo y como el capitalismo y la globalización unidos amenazan con destruir la convivialidad del planeta.

Pero indudablemente, el socialismo bolivariano del siglo XXI, no es una pluma en el aire sujeta al vaivén del viento: este proyecto, plasmado en el Plan Nacional Simón Bolívar tiene su estructura ideológica, económica, social y política: Ideológicamente se fundamenta en el humanismo y el bolivarianismo; la economía es productiva y endógena; en lo social es colectivista y en lo político establece su base en la democracia protagónica revolucionaria.

La transición hacia la real participación ciudadana ha estado caracterizada por sus muchos obstáculos, que se originan por una parte, por la falta de toma de conciencia de los ciudadanos acerca de la noción de “ciudadanía”, la cual debe estar imbricada con la correspondiente apropiación de la corresponsabilidad, en la cual no solo se deben adquirir los valores esenciales de compañerismo (com-panis, compartir el pan) sino de la concordia (com- cordis, compartir el corazón), lo cual implica la búsqueda del interés común o como bien lo decía Juan Pablo II en el Concilio Vaticano II, aplicar el principio de que ”la solidaridad es el bien común en acción”.

Es por ello, que tal y como lo plantearon Platón en La República y Aristóteles en La Política, se debe tender a la búsqueda del bien común, lo cual indica la trascendencia de los bienes particulares y el propósito manifiesto de la concienciación de que el fin de la ciudad es el vivir bien.

Tal planteamiento puede evidenciarse en el Plan Nacional Simón Bolívar (2007) el cual expresa que:

En la democracia participativa revolucionaria, el Estado garantiza los contenidos materiales que exige la realización del bien común; la justicia está por encima del derecho y las condiciones materiales para garantizar el bienestar de todos, tales como la educación, salud y trabajo están por encima de la simple formalidad de la igualdad ante la ley y el despotismo mercantil.

Finalmente, todo esto contribuye a la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI a través de la reflexión sistemática de los errores cometidos, permitiendo y de forma obligante realizar la respectiva reflexión, rectificación y reimpulso, como el verdadero ejercicio de la participación ciudadana.


3.- PRINCIPIOS DE LA CIUDADANÍA Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA

Ciudadanía y democracia

Tanto en el concepto de democracia como el de ciudadanía han evolucionado, pero particularmente el primero de ellos no tiene carácter unimodal, por ello se habla de democracia participativa, liberal, representativa, procedimental, entre otras, algunas de ellas con características excluyentes. Esto ha sido producto de la incapacidad humana de acceder a una racionalidad absoluta. La ciudadanía entonces, denota una cualidad para ser y pertenecer a una polis o ciudad y el adjetivo participativa indica que es “parte de”, en tal caso de la ciudad.

Pero tal y como lo apuntan Celis y Paz (2001), la democracia no es el gobierno de masas en la calle. La verdadera democracia es el verdadero pueblo organizado y no el pueblo amorfo y que se operacionaliza cuando el sistema permite una amplia participación y toma de decisiones de carácter consensual.

Partiendo del planteamiento que los derechos ciudadanos son formas de ejercer el poder y que se enmarcan en el contexto de la ciudadanía participativa, responde a los cambios en los términos de evolución del concepto de democracia, como por ejemplo, el caso venezolano que transita del sistema democrático representativa y protagónico, donde los ciudadanos asumen su voz fundamental atendiendo al principio de corresponsabilidad. Tal y como lo expresa Núñez (2007): la participación ciudadana posee un “valor de tal trascendencia que no se limita al ejercicio e intervención en las funciones públicas, sino que comprende la participación en la “formación de la voluntad política” y en los asuntos sociales de interés colectivo”

¿Qué se hace aquí y allá?

Siguiendo el mismos orden de idea, se tiene como ejemplo a Suiza, país en el cual se privilegia la condición de ciudadana de la comuna, por sobre el cantón y estos sobre el país, es decir en cada caso se privilegia la vecindad o proximidad. En tal sentido, se debe fortalecer la intimidad en las relaciones sociales, partiendo de la relación del sujeto con la familia, de esta con los vecinos y las instituciones que hacen vida en el ámbito sectorial, para de esta forma propenda a que se fortalezca la capacidad de participar y la apropiación de los espacios en todos los ordenes (social, políticos, geográficos, económicos) como una manera de asumir la política como una forma de organizar lo político y el poder.

En Hispanoamérica se tienen diversas experiencias dadas a través de Foros, Comunicados, Talleres y Encuestas, en las cuales se conoce (¿sentido común?) que se necesita un verdadero “fortalecer” de la participación ciudadana, en la que la corresponsabilidad se erige como elemento integrante e indispensable. Diversos ámbitos lo recogen: Contraloría social, policía, elección de Alcaldes y Alcaldesas. Sin embargo, el concepto de riqueza-pobreza en función del dinero es para algunos un elemento prioritario, que incluso sobrepasa otros valores y objetivos que están ligados a la participación, tal como se puede observar en una encuesta realizada en México por la Secretaría de Desarrollo Social (2004), en la cual los autores resaltan en un par de oportunidades que “es peor ser pobre, que el estar expuesto a la injusticia y al abuso de autoridad”, privilegiando en todas las preguntas hechas a los encuestados la participación como receptoría de beneficios erarios.

En Venezuela, la vía de la participación ciudadana ha tomado una vía diferente, tal y como se demuestra por la intensa formulación de la normativa jurídica que proyecta extender el poder participar, no solo en el ámbito electoral, sino decisorio de muchas de las actividades que se realizan en el Estado. Así lo concluyen Celis y Paz (2001) cuando exponen la importancia de las formas en que el ciudadano puede participar en las diferentes acciones que involucra la gestión pública, resaltando expresamente que “Ya no se de la intermediación de los partidos políticos, sin que pueda hacerse en forma directa”.

En esas mismas conclusiones se lee textualmente:

Nuestro sistema permite una amplia participación reafirmante de una verdadera sociedad democrática, participativa y protagónica, basada en el principio de la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil organizada, que genere un "compromiso ético consensual"; donde ambos tomen las decisiones que conduzcan a un sentimiento de pertenencia a la institución democrática con el fin de alcanzar el bien común.

Con esto se indica, que la ciudadanía participativa, apunta a ir mas allá de generar un cambio político, implica la voluntad de participar de forma protagónica y activa a fin de asumir la corresponsabilidad conjuntamente con el Estado en la resolución de los problemas. Para ello resulta preciso desmontar las practicas socioculturales individuales generando así practicas solidarias que buscan igualdad, la equidad y la justicia social, a través de un consenso de ideas, diálogo y acción, a fin de establecer un principio de coparticipación y corresponsabilidad, clave en el ejercicio de una verdadera democracia.

4.-PODER POPULAR EN EL ACELERAMIENTO DE LA TRANSICIÓN HACIA EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI



Participación y poder popular

Participación indica “hacer o hacerse parte de”, lo cual se relaciona con la potestad de involucrarse con los problemas o situaciones. Por otra parte, el carácter protagónico surge de la concepción de cada ciudadano de asumir como suya un acto de apropiación de identidad, el accionar ante un hecho o situación con la particularidad ciudadana. Cuando se sustantivizan estos términos se está en presencia de un fenómeno personal pero que se construye en lo colectivo en el que el protagonismo no surge como el efecto de individualización, sino como la capacidad de actuar como sujetos por encima de las institucionalidades.

La participación de las personas en la construcción de lo cotidiano y lo social conlleva a una práctica que permite la legitimación de la igualdad. La participación en cualquiera de sus formas es una precondición al desarrollo moral, espiritual y material. Al mismo tiempo ue proporciona seguridad a los y las participantes sociales contribuyendo a la creación de condiciones para que los agentes de participación mejoren sus capacidades, adquieran nuevas habilidades y destrezas, aumenten su autoconfianza y autoestima e incrementen la interacción social y protagónica tomando en cuenta formas de organización y gestión estratégica o novedosas fundamentado en el republicanismo y el bolivarianismo.

Para López (2004) el poder en su acepción más simple se entiende como la capacidad de imponer obediencia. Pero como concepto normativo define la situación de aquel que tiene derecho a exigir que los demás se acojan a sus rectorías en una relación social, “porque el sistema de normas y valores de la colectividad en que se desarrolla esta relación establece este derecho y lo atribuye a aquel que lo hace valer en su beneficio” (p.2).

Pero el poder popular se caracteriza en Venezuela por constituir un proceso en el cual la ciudadanía se apropia de la posibilidad de construir realmente la Nación, abordando todos los espacios posibles. En el naciente socialismo del siglo XXI implementado en el país, la adopción por parte de la ciudadanía de estas diferentes esferas y dimensiones del poder, requiere el establecimiento de las condiciones para que pueda operacionalizarse de forma adecuada. Es por ello que apunta Bustos (2009), que en las experiencias del “socialismo real” los líderes se olvidaron de lo que fue y sigue siendo la consigna de lucha mas difundida de los partidos de izquierda: “el pueblo al poder”.

En tal sentido, recalca el autor citado, que la burocracia reconoce que el pueblo “…tiene la capacidad de auto-gobernarse, a todos los niveles…, pero sabe también que el desarrollo del poder popular solo puede lograrse en detrimento del suyo propio, impidiéndole perpetuarse en los órganos de gobierno y seguir usufructuando de todas las ventajas y satisfacciones que estos cargos procuran”

Ya el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en 2007 hacia una amplia reflexión sobre la “explosión del poder popular” en la que resaltaba la práctica del “expertismo” y en la que se destaca entre otras cosas que “la participación popular, transformada en fuerza viva, asumió la legislación, sistematización, equidad y justicia, todo dentro de un proceso de reflexión y crítica de todas las experiencias sociales”.

En tal sentido, surge una relación dialéctica en la que las clases intervinientes entran en pugna y en las que la ciudadanía debe reconocerse como protagonista de la democracia y del proceso revolucionario impulsado a través de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Plan Nacional Simón Bolívar y los demás documentos normativos que la acompañan.

Estado y poder popular

Concebir la relación Estado-ciudadanía en una nueva Nación que propone la soberanía Popular como un mecanismo supraconstitucional es una empresa titánica, ya que no solo significa destruir las antiguas redes de relacionamiento intra e intergubernamental, sino que supone el desplazamiento de la relaciones de poder hacia el Pueblo.

Pero ese poder necesita una legitimación y esta solo puede ser obtenida por consenso ¿cómo obtener un consenso en el que surgen diversas y diferentes voces en torno a la vida común?

El Poder Popular está inmerso en el pueblo que es quien demanda en lo colectivo, la Soberanía popular la cual se hace tangible en el ejercicio de la voluntad general, la cual no puede enajenarse nunca, el Poder Popular es el que decide. Para ello, el Estado se convierte en el regente de las políticas, propicia la coherencia organizativa, funcional, procedimental y sistemática de los órganos públicos. El Estado está llamado a ser el espacio ético por excelencia, si no lo es, el ciudadano no tendrá motivos para serlo.

Comunas y Consejos Comunales

Tal y como lo explica Cedeño (2008), las comunas son colectividades territoriales subsectorizadas o sectorizadas, en las cuales se divide el barrio, la aldea, la urbanización o los pueblos indígenas etc.; creadas y determinadas por la Asamblea comunal de ciudadanos y ciudadanas de cada colectividad territorial, por tanto constituyen la “unidad social y política primaria de la organización comunitaria”. En tal sentido, para lograr su organización, surgen los Consejos Comunales, como espacios para el ejercicio de la participación protagónica popular.

Es así como una diferencia fundamental entre los consejos comunales y las comunas, es que los primeros son instancias de organización de la asamblea de ciudadanos que asumen roles de participación, mientras que la segunda están referidas a la organización popular en zonas geográficamente determinadas. Se fundamentan éstos en el mandato de participación protagónica popular en la planificación, ejecución y control de la gestión pública, contenido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en sus Artículos 62° y 168°.

Al respecto, aclara la mencionada autora, que los protagonismos son los medios que permiten “al pueblo organizado asumir directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de igualdad y justicia social”. Por ello, la organización comunitaria es la piedra angular de este poder popular. La conciencia que la colectividad adquiera de ello es fundamental para el éxito de su implementación.

CONCLUSIONES

En este papel de trabajo se ha realizado una reflexión sobre la democracia participativa y los mecanismos que se han desarrollado para promoverlo. Así mismo se conocieron que no solo son la libertad de asociación y organización política, la libertad de expresión y el derecho al voto los mecanismos para garantizar la democracia, sino que se deben promover, tal y como ha sucedido en Venezuela, instancias de real participación como los Consejos Comunales y la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas.

A través de la participación ciudadana se le da gran impulso a la nueva visión democrática de participación, que no es más que la participación protagónica, es decir se le da poder al pueblo la potestad de decidir en torno a las soluciones más adecuadas a la realidad que viven, lo cual conduce a la construcción del socialismo del siglo XXI en consonancia a lo establecido en Primer Plan Socialista de la Nación.

En este sentido, la puesta en práctica de la participación Ciudadana, implica la profundización de las condiciones democráticas del Estado, mediante una mayor redistribución y descentralización del poder y de la toma de decisiones, en un marco de libertad, pluralidad, inclusión, corresponsabilidad y respeto mutuo que conduce a la justicia social. Impulsando de esta manera, la sociedad que se aspira alcanzar, donde la soberanía reside en el pueblo, apoyando los procesos de organización autónoma de las comunidades y la construcción de un nuevo mundo y modo de vida.

Para llevarlo a cabo, se propone que los sujetos de participación ejerzan los mecanismos de poder político, conservando siempre su soberanía teniendo como norte el bienestar colectivo. Aquí se pone de manifiesto, los elementos comunes que permiten construir una nueva sociedad basada en la consecución del bienestar colectivo en igualdad de condiciones para el logro de la justicia social. En este sentido, el proyecto plantea la soberanía del poder popular, mediante su participación activa poniendo en ejercicio la voluntad del colectivo.

Sin embargo, en su implementación también se aprecian diversos obstáculos para su viabilización, que surgen de la encarnizada lucha de clases por el control del poder. De tal manera, que aún abandonando ciertas prácticas que conciben a la democracia como un juego de mercado o la simple concepción procedimental que la asume como un procedimiento que garantiza la propia democracia, se debe incentivar el establecimiento de un paradigma crítico que tienda a movilizar todas las voluntades ciudadanas hacia la autodeterminación.

Por ello, las Comunas y los Consejos Comunales son el escenario y la tribuna por excelencia en la que todos los ciudadanos y ciudadanas están llamados a construir el espacio de convivialidad de la nueva Nación venezolana. Es en ella que se dirimirán las diferencias a fin de consolidar el Poder Popular que permita la construcción de los diferentes espacios y propósitos que las comunidades requieren y que a través de la organización de los ciudadanos será posible.

Referencias Bibliográficas

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domingo, 16 de mayo de 2010

Etica y similaridad

La vida de un país, la supervivencia de la democracia, la gobernabilidad, el fortalecimiento de un Estado, son temas que hoy más que nunca subyacen en la gestión de las políticas públicas y son en Venezuela, titulares de primera página de la acción gubernamental.
El gobierno de Hugo Chávez Frías desde 1999 ha intentado poner en marcha un amplio entramado de leyes, estrategias, planes y acciones, las cuales no solo han debido sortear las dificultades propias de su aplicación en medio de la dialéctica ideológica que significa la intención de trascender del capitalismo al socialismo, también, tales políticas han dado lugar a una nueva “piñata”, en la que una buena parte de la población se ha concentrado en romperla (tanto los del oficialismo como los de la oposición), para tratar de “agarrar” a toda costa la mayor parte de “los coroticos”.
Parece, que cuanto plan, por mejor ideado que haya sido, termina en una rebatiña, cuyo sustantivo común es la corrupción. Se quiso cooperativizar el modo de producción, luego endogeneizarlo a través de Empresas de Producción Social (EPS), se impulsó la pequeña, mediana y la empresa mixta, se ha querido entonces empoderar al pueblo a través de los Consejos Comunales a fin de lograr desconcentrar el poder y parece que siempre llegamos al mismo atolladero. Inexorablemente, este es el tiempo de repensar en el quid pro quo, antes que el paso inexorable de los años y las consecuencias de nuestros errores, nos dé el destino de Sodoma y quedemos reducidos a simple estatuas de sal.
Cuál entonces debe ser la metodología para abordar el propósito: ¿el estudio de las causas?¿el análisis de las consecuencias?¿la búsqueda de otra alternativa?. Hay que reconocer sin duda alguna, la contribución de tantos prestigiosos y bien intencionados economistas, juristas, politólogos, sociólogos, agrónomos, pensadores, estrategas todos, quienes en inagotablemente parecen haber hecho el mejor intento de subsanar la brecha existente entre la teoría y la praxis, de la ideología a la acción.
Muchas de las decisiones de tipo macro y micro económicas han sido formuladas para romper la coyuntura, producir una transformación del sistema. Los programas sociales igualmente se establecen pretendiendo corregir la inequidad. Pero desde mi perspectiva siempre hemos procedido erróneamente a abordar el problema desde su complejidad.
Y no es que sea en todos los casos una vía falible, sino que en este caso, en nuestro caso, lo es. No podemos seguir tratando al mundo, de espalda a las naciones; a las naciones en ausencia de sus Estados y gobernantes; a éstos olvidando a las ciudades y ciudadanos; y puesta la vista en ellos, debemos entender que los pueblos son conjuntos de personas, no de una manera simplicista y reduccionista, sino con toda la profundidad que esto significa desde lo individuo-relacional. Cada persona, representa una célula que establece relaciones sinápticas con otras, trasmitiendo y compartiendo valores, principios, normas, opiniones, ideas, nociones y apreciaciones, creando la cosmovisión colectiva que se requiere para poder sostener la vida posible en el país. De manera tal, que es necesario apretar el hilo, antes que el país se nos vaya por la costura.
Ahora bien, en qué consiste esta tensión. ¿No son ya bastante las medida restrictivas unas, punitivas otras? dirían algunos.
Abordando el problema desde una perspectiva sintética, es decir de lo más simple a lo más complejo, de los elementos al todo, de la causa a los efectos, del principio a las consecuencias, las políticas públicas en Venezuela deben estar imbricadas con la construcción de una nueva eticidad de la ciudadanía, lo cual solo es posible a través de la educación y promoción de valores y principios, no desde una manera vaga, ambigua, superficial, sino como un eje básico, tal y como lo plantea el Proyecto Nacional Simón Bolívar que propone el establecimiento de un “proyecto ético”, “una sólida arquitectura ética de valores”, en definitiva una estructura multifuncional básica para el sostenimiento de la nación como un cuerpo cohesionado y diverso. Atendiendo a estos planteamientos, podríamos avanzar comenzando por gestionar prioritariamente la transformación de la sociedad material y espiritualmente, rescatando los valores y transversalizando la ética, desde cada individuo, en cada rincón del país: niños, jóvenes y adultos; párvulos, estudiantes, productores y comerciantes, trabajadores y desempleados, amas de casa, laicos y religiosos, servidores públicos, gobernantes. En pocas palabras “todos los que hacen vida en el país”.
El otro curso estratégico de acción, no alternativo, sino complementario, tiene que ver con la sustitución de la posición ególatra basada en el “sálvate a ti mismo” por “ama al otro como a ti mismo”. No es simplemente empatía, no es una simple posición religiosa. Es, que en esta frase se encierra la profundidad de un convivir en armonía, vivir la otredad y en alteridad, activar la similaridad.
Para ello se requiere, que quienes están a cargo de formular las políticas públicas y tengan como anhelo resolver los problemas del país, vivan los problemas como lo viven los otros, transiten por sus mismas calles, duerman en sus casas y ranchos, sufran su calor, su sed, su dolor, ganen su sueldo y hagan mercado. Nuevamente en pocas palabras, que se eliminen las castas. Nadie resuelve los problemas ajenos sino los padece.

viernes, 7 de mayo de 2010

El Cementerio de los elefantes o por quién doblan las campanas

De acuerdo con la mitología africana y el mito popular, el cementerio de elefantes era un mítico lugar ubicado en África en donde se creía que iban a pasar sus últimos días los elefantes moribundos.
Según esta leyenda, los elefantes ya sabiendo cercana su muerte se retiraban a un lugar secreto donde finalmente morían.
Hoy día apostamos a un mundo mejor y aún más que eso, apostamos a la supervivencia, la cual se extiende no solo al campo ambiental, sino económico, político y social. Vemos la ciudad acechada y controlada por el hampa común, por la organizada y la institucionalizada; la sequía nos abate; el abandono político y la corrupción; la ineficiencia de los servicios; la pérdida de valores; la destrucción de la familia, de la escuela, de la iglesia, del individuo. Un grupo rema hacia la derecha, otro hacia la izquierda y otro hace peso muerto, aún sabiendo que somos un mismo barco. Mientras que el grupo del Presidente se debate a muerte por la revolución, los otros se reagrupan para debatir cómo darle muerte al Presidente.
Mientras tanto, sufre el pobre, sufren los niños, sufre el país. Qué tenemos a fin de cuenta, una democracia en ruinas.
Dicen Oblitas y Kauth que “un buen contemplador de ruinas…lo que hace es quedarse atentamente quieto…aguardando una sensación que sale de tanto mirarlas”…”Una ruina es el recuerdo del olvido. Uno contempla cómo hay un futuro y cómo vuelve a perderse…Sin embargo, el contemplador de ruinas no suele marcharse de ahí descorazonado, sino motivado con nuevas ideas, nuevas ganas de hacer algo por su parte, algo así como volverse constructor de nuevas obras”.
Por eso, no solo basta con tañer la campana sino se cambia el badajo.
Muchos políticos de vieja data apuestan por instalarse, encarrillonarse o perpetuarse, más que por servir a la patria, por servirse ellos, por seguir siendo comensales.
¿Es lo que se viene practicando en Venezuela desde 1958 una verdadera democracia? ¿acaso no fue y sigue siendo una forma de tiranía de la mayoría? ¿no es verdad, que antes y ahora el parlamento sigue siendo una aristocracia?, ¿cuando, sino solo en campañas electorales, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores han mostrado un interés real de acercarse al pueblo, de oler y tocar su sudor, de sentir su hambre, de oír su llanto?¿aceptarían todos los sectores del país trabajar por el salario mínimo?¿dónde está la voz del concejal, del diputado, del ministro diciéndole al Presidente o a la Presidenta de la Asamblea Nacional, modifiquemos el salario nacional para que todos comamos y vivamos igual?
No, no se trata de subir el salario mínimo, es bajar el máximo. ¿por qué no usar la distribución gaussiana para estimar los valores de los salarios alrededor de la media nacional, en lugar de hacerlo para evaluar al empleado público y privado?
No se trata de gobernar de espaldas al Pueblo, se trata de horizontalizar las relaciones.¿por qué no se les ocurre establecer canales directos para saber lo que piensa la gente?
No es ¡quítate tu pa´ponerme yo!, es vamos a trabajar juntos.¿POR QUÉ NO NOS OYEN?
Esta crítica no vale solo para los que están, sino también para los que estuvieron y quieren volverse a poner y a los que nunca han estado y quieren estar.
Esto es para rato. Mientras tanto, entiendan señores y señoras elefantes, más allá de sus avenencias y apetitos políticos, el pueblo, el pueblo, oígase bien, EL PUEBLO les está pidiendo que se enfilen hacia su lugar secreto.
Que para ser buena campana, se debe ser campana, tener un campanario y también buen campanero.

viernes, 30 de abril de 2010

Omniversidad

Como me ha dado por cambiar o darle nuevos nombre a las cosas, quiero argumentar acerca de la palabra Universidad. Tal y como es referenciado, este vocablo proviene del latín universitas,-atis, y éste de unus (uno) y verto (girado o convertido), es decir, "convertido en uno", "unificado", porque la palabra unus, expresa una "integralidad" que no admite división. Pero la actual institución amplia, diversa, abierta. ¿Será que la llamemos Omniversidad?

martes, 6 de abril de 2010

¿Como resolvieron la disputa?

Jomaya había aprendido a ser fuerte, era el hermano mayor y tuvo que tomar muchas decisiones a favor de la familia cuando su madre murió. Su padre, si bien no tuvo buena cabeza para administrar lo que tenían, les procuró techo, comida y educación, sin embargo, Jomaya tuvo que trabajar fuertemente arriando ganado, ordeñando vacas, arando, sembrando y cosechando, mientras sus hermanos menores seguían asistiendo a la escuela.
Por eso, su padre consideró, que Jomaya debía quedarse con los animales y la pequeña casa, en aquellos 20 acres de Valle Hondo. Al morir su padre, Jomaya, escritura en mano, acudió al Juez de la aldea y le presentó el escrito para su autenticación. El Juez era un respetable y conocido aldeano, serio y competente de quien nadie se atrevería a desconfiar. El Juez le pidió que le dejase el documento, para “examinarlo cuidadosamente”, que luego estamparía su firma y sello para validar su autenticidad y lo mandaría a llamar para que recogiera sus escrituras como mandaba la Ley.
Jomaya no tenía argumentos para negarse y así hizo: Dejo las escrituras con el Juez, pero este nunca lo mandaría a llamar, porque el “Mister” estaba detrás de esas tierras y ya esos documentos tenían un precio. Jomaya por su parte, ocupado entre tanto que hacer, fue postergando el asunto. Después de todo, quien querría importunar al Juez.
Cuando Romiin se quedó sin trabajo, lo ayudó vendiendo un ganado para comprarle un autobús. Jories, pasaba puntualmente los fines de semana para pedir 100 doles para los gastos de su casa. Rovaez, era muy orgulloso para pedir y más aún para recibir lo que Jomaya le ofrecía, otros 100 doles de los 350 que aquellos acres producían cada mes. Jomaya, sin embargo, de alguna forma se lo hacía llegar a las dos mujeres de Rovaez, en las que sumaba 10 hijos en total.
Una gran sequía fue devastadora en el verano del 89 y dos años después, una gran inundación se terminó de llevar lo que quedaba. Se dedicó a cultivar en un pequeño huerto que construyó a un lado de la casa para sustentar su hogar y sus vecinos hacían el resto. Estaba esperando que sus buenos amigos terminaran de reunir el dinero que le prestarían para comenzar una nueva siembra y comprar ganado. Sus hermanos no volvieron a visitarle, a pesar de que ahora estaban muy bien económicamente.
El Juez, que se había marchado de la Aldea, nunca lo llamó para entregarle las escrituras, así que, tan pronto nombraron a la nueva autoridad, resolvió ir a buscar sus documentos.
Por más que hurgaron por dos semanas en aquellos anaqueles viejos, no hallaron las escrituras de aquellas tierras que había heredado de su padre. Achacaron el asunto, al desorden que había en aquel Despacho. Un secretario comenzó a revisar cada uno de los libros y carpetas con ánimo de resolver el asunto.
Buscó en los libros del año, revisó en cada manuscrito siguiendo con su dedo índice cada línea, tratando de capturar entre sus anteojos el nombre caligrafiado de “Jomaya Tegalpa”.
Ya intrigado por aquella pérdida, comenzó desde el principio buscando el nombre del fundo “La Encantada”...Si, allí estaba…Del fundo “La Encantada”, su propietario Romiin Tegalpa.

jueves, 8 de octubre de 2009

Parte III. Jomaya en la Aldea de Valle Hondo: No darse por vencido

Amanecía en casa de Jodaga. Los gallos del corral cantaban a tres voces, mientras que jilgueros, chipes, azulejos, quitriques y titiras, entonaban sus multitonales cantos. Jomaya se levanto del catre, sus ojos estaban abiertos desde hace tanto, solo esperaba el primer rayo de sol para salir de la habitación, enviando así importunar a los de la casa. El corredor se le hacia interminable cada mañana, pues sus botas sobre el piso de madera parecían un redoble de tambor y sin querer hacia que el viejo perro Babú, soltara su ladrido quejumbroso.
Al final, como en agonía llegaba a la puerta del baño que inevitablemente hacía chirriar, al abrir y al cerrar. Aparte de todo lo que Jomaya percibía, una vez dentro, comenzaban a escapar de aquel reducto sanitario, una sinfonía que emanaba de la hebilla que tintineaba al aflojar la correa, la apertura de la cremallera, el fluido cayendo en el orinal, la llave oxidada de la tubería, las gotas cayendo en el lavamanos de peltre y cualquier otro evento involuntariamente ruidoso. Mayor era su pesar, cuando al abrir la puerta se encontraba con media docena de gentes esperando su turno para entrar.
La condición en la casa de su amigo Jodaga no era peor que la suya, pero la necesidad mutilaba los sueños de los que allí convivían. No faltaba el pan, pero a veces si faltaba la leche. Las gallinas dormían encerradas en un corral vecino a su habitación, así que casi podía contar cuantos huevos ponían por la cluequera. "a que hoy recogen seis", "a que hoy recogen dos", pensaba por las mañanas y esperaba a que Rosa trajera los huevos hasta la cocina, sintiéndose feliz por sus aciertos.
Jodaga ciertamente prodigaba a su amigo toda clase de atenciones, pero a pesar del especial trato hospitalario, considerado y cálido, ya Jomaya extrañaba todo: su familia, su casa, la taza con la que tomaba el cafecito tinto en las mañanas, ropa limpia, su cama... así que esa mañana decidió no esperar más. Fue al pueblo y llamó por teléfono a su mujer.
Zioma estaba en casa de una buena gente, quienes la protegían y consolaban. Al segundo repique salto de la silla donde se encontraba. Era Jomaya. El pánico y la emoción se mezclaron en Zioma. Anhelaba su llamada, pero sabía que su marido podría ser rastreado. Apoyados por el “Mister” que era dueño de la telefonía de la Aldea, sus hermanos estaban interesados en su total derrota, aunque el “Mister” quería destruirlo más por devastar la gran amistad que había formado con sus incondicionales vecinos: Jodaga Manuá, Eves Lapaz, Rarea Quito, Huraez Caras, Fitro Lana, Igluva Bria y los esposos Erer y Crez Bues.
Jomaya habló franco, con su peculiar acento campesino, sin demostrar con el tono de su voz, que su corazón se fragmentaba: quería estar con su familia, pero también sabía que debía recuperar su casa, no por considerarla más preciada que su vida, sino por que estaba en juego su dignidad. Saludó a su mujer y preguntó por sus hijos, con un ¿cómo están todos? ¿están bien?. Tan pronto Zioma dio su alentadora respuesta, más por cumplir que por exponer la realidad, Jomaya le dijo: -Ven a casa de Jodaga, desde aquí veremos que hacemos, el tiempo se acaba y no quiero ser más un problema para mis amigos…los quiero mucho-. Al finalizar la frase, se cortó la llamada, lo que hizo apresurar sus pensamientos.